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El proyecto se ubica en Chicureo, un suburbio de Santiago, ocupando la mitad de un lote de 5.000 m². El encargo consistía en el desarrollo de una casa de un nivel, para facilitar la movilidad, que se hiciera cargo de la extensión completa del terreno, que resolviera una orientación incomoda, y que procurara responder bien a las condiciones climáticas del lugar. 

El proyecto se propone con dos volúmenes ortogonales desplazados, uno que sigue las líneas perimetrales del terreno y alberga los programas más públicos de la casa, y otro que se ordena en un eje norte sur, en el que se desarrollan las habitaciones. Esta diferencia de ángulos y desplazamiento, permite que tanto el espacio de estar comedor, como la habitación principal tengan una condición privilegiada de apertura de vistas y dominio visual del terreno, al mismo tiempo, divide el terreno en 3 grandes zonas, una zona de acceso y estacionamiento muy abierta y transparente hacia la calle, la zona del jardín posterior de todo el ancho del terreno, protegida en su intimidad por la misma casa, y el patio de juegos que rodea el volumen de habitaciones y se protege con una empalizada hacia el acceso y la calle.

Los dos volúmenes, de planta cuadrada y una crujía considerable, 
tienen un patio central que permite la entrada de luz norte a sus espacios principales,  los que están dispuestos hacia el sur para vincularse al jardín posterior de la casa. Además, las circulaciones del proyecto se ordenan en torno a estos patios, que actúan como articuladores espaciales, separando los distintos programas y vinculándolos visualmente. 

Se propone un trabajo de fachada basándose en una estructura perimetral  que responde a las condiciones climáticas del lugar,  de mucho calor y fuerte asoleamiento en verano, y a un terreno que concentra mucha humedad en el invierno. Se define un alero que protege del sol vertical y de la lluvia directa a los planos de fachadas,  una vereda perimetral que distancia la humedad del terreno del interior de la casa, y  un plano de fachada compuesto por un muro de hormigón interior, que entrega inercia térmica, aislación exterior, y una fachada ventilada de madera que evita el traspaso de la radiación directa y la humedad hacia el interior de la casa.  La casa se define formalmente a partir de esta  estructura perimetral de hormigón que proyecta hacia las fachadas la continuidad de sus planos de suelo y de cielo, y propone cuatro machones diagonales en las esquinas  que destacan el largo total de las aristas del volumen. Esta estructura busca construir una fachada  con espesor,  cuerpo y profundidad, utilizando el hormigón con toda su capacidad de expresión como cuerpo moldeado, y   definir un marco volumétrico estructural que contenga los espacios interiores y terrazas de la casa, que se expresan con la calidez de la madera, y la transparencia del cristal.